LA ORGANIZACIÓN DE LA PASTORAL JUVENIL
La organización es otra opción pedagógica de la Pastoral Juvenil. Como parte fundamental de su misma misión, se organiza desde la base generando un proceso dinámico de comunión y participación y creando estructuras de coordinación, animación y acompañamiento que permiten el intercambio entre las experiencias que se realizan en los distintos niveles de la Iglesia: grupos o comunidades, parroquias, vicarías, diócesis, país, región y continente.
La organización favorece la formación en la acción de los jóvenes, genera espacios de diálogo y de decisión para la conducción corresponsable de toda la acción pastoral y educa su inserción en la sociedad para impulsar desde allí los urgentes cambios de estructuras que se necesitan.
La organización promueve también el protagonismo juvenil, abre a los jóvenes a nuevas dimensiones y sectores de la vida de la Iglesia, los educa al diálogo con otras experiencias del mundo juvenil y de la sociedad y posibilita su incorporación a la tarea concreta de transformación de la realidad, desde su participación consciente, dialogante y protagónica en las estructuras de la sociedad.
Como expresión del espíritu de fraternidad que brota del Evangelio, privilegia la persona sobre la estructura, es un vínculo constructivo de relaciones interpersonales que humanizan y se convierte en espacio evangelizador que hace realidad un nuevo orden eclesial y social.
Desde el grupo juvenil, con espíritu de corresponsabilidad y servicio, nacen coordinaciones y servicios que buscan responder a las etapas de su desarrollo integral y abarcar los medios específicos donde actúan, creando espacios de participación y acompañamiento y favoreciendo su incorporación activa a la vida de la Iglesia y a la sociedad. Sin organización entre sí, los grupos se cerrarían en una visión parcial y limitada y perderían la memoria histórica, la fidelidad a la acción evangelizadora y el sentido de Iglesia.
La organización deberá tener en cuenta las diferentes experiencias pastorales de la Iglesia. Procurará una especial relación con la Pastoral de Adolescentes, la Pastoral Vocacional, la Pastoral Catequética, la Pastoral Educativa y la Pastoral Familiar, respetando siempre los procesos y dinamismos propios de cada una; tendrá que asumir el camino, los aportes y la organización propios de las Pastorales Específicas de Juventud y establecerá relaciones con los Movimientos Apostólicos de Juventud y con todos aquellos grupos u organismos juveniles que participan en el esfuerzo de formación de las diversas juventudes del continente.
La coordinación y la organización forman parte de la misma misión evangelizadora (P 1306). No se trata, por tanto, de algo sin importancia y frente a lo cual se puede ser indiferente, se puede participar o no participar. Si no existen, hay que aportar para crearlas; si son defectuosas, hay que ayudar a mejorarlas; si van caminando, hay que impulsarlas y dinamizarlas. Lo que no es posible es separarse y crear una acción paralela.
La Pastoral Juvenil sólo puede ser verdadera pastoral en la medida en que esté articulada con la pastoral de conjunto de las Iglesias locales y asuma como propios sus desafíos. En este sentido, la Pastoral Juvenil Orgánica es una expresión concreta de toda la pastoral de conjunto.
Niveles de Acción Pastoral.
Dada la heterogeneidad del mundo juvenil, toda acción pastoral, para ser eficaz, ha de tener en cuenta los desafíos propios de los jóvenes a los que quiere llegar. Tiene que prever también diversos niveles de acción de acuerdo a su grado de incorporación a la Pastoral Juvenil y al medio específico en que se desarrollan sus vidas.
El nivel masivo. Son acciones tendientes a presentar el Evangelio y sus valores a todos los jóvenes. Pueden ser, por ejemplo, mensajes, cartas abiertas, pronunciamientos que asuman y denuncien sus problemas, iluminen con el Evangelio y la enseñanza de la Iglesia las diversas situaciones juveniles y den esperanza, aliento y orientación en momentos y circunstancias coyunturales.
Pueden ser también otras acciones que permitan vislumbrar que el Reino inaugurado por Jesús se sigue construyendo hoy y que todos los jóvenes están invitados a incorporarse y participar en él: encuentros de oración, festivales, peregrinaciones, vigilias, jornadas, etc.
Este nivel adquiere una importancia especial, si se considera la enorme cantidad de jóvenes que no participan -y quizá no participarán nunca- en las estructuras eclesiales, a quienes todavía no ha llegado el anuncio liberador de Jesús de Nazaret. Al mismo tiempo, exige un esfuerzo y una capacitación especiales porque para llegar a “la calle”, se necesita un lenguaje y el conocimiento de unas leyes, unos criterios y unos códigos muy diferentes a los que se utilizan comúnmente al interior de la vida de la Iglesia y de las comunidades.
El nivel de incorporación esporádica. Se trata del acompañamiento de los jóvenes que, sin estar integrados en grupos, acuden con frecuencia a la parroquia y a las diversas actividades juveniles que se programan. Para este nivel, son propias actividades como misiones juveniles, jornadas de formación, talleres, encuentros y convivencias, retiros, casas abiertas, etc. En muchos casos, estas experiencias hacen posible y facilitan la incorporación de los jóvenes a los niveles de participación estable.
El nivel de participación estable. Es el nivel al que se dedica la mayor parte de los esfuerzos de la Pastoral Juvenil. Se trata de todo lo que se realiza para impulsar la experiencia del grupo juvenil como el medio más adecuado para acompañar el proceso de maduración humana y cristiana y de crecimiento personal, comunitario y social de los jóvenes.
La organización es una acción de participación estable, que se desarrolla en los diversos niveles, a través de asambleas, encuentros, consejos, equipos, comisiones, etc. Tiene carácter deliberativo, es decir, asegura que los jóvenes participen directamente en la toma de decisiones y en la conducción de la acción pastoral. Esto se da tanto en la pastoral territorial como en la pastoral ambiental, aunque cada una tiene su estilo propio de articulación y participación.
Para la pastoral que se impulsa desde la territorialidad, es decir, la que se realiza desde los grupos juveniles parroquiales, se proponen una serie de espacios de participación y organización que se presentan a continuación. Las Pastorales Específicas de Juventud -campesinos, estudiantes, obreros, universitarios- utilizan, a su nivel, varias de estas estructuras, pero tienen también otras formas de organización propia, que varían de acuerdo a su realidad y a su situación.
Espacios de Participación y Estructuras de Organización.
Es imposible plantear aquí una propuesta de estructura organizativa idéntica para todas las realidades de nuestra Arquidiócesis. Sólo se presentarán aquellas estructuras que se consideran convenientes para animar e impulsar participativamente una Pastoral Juvenil Orgánica. Las mismas deberán ser adaptadas a las diferentes circunstancias territoriales y ambientales, a la muy variada nomenclatura que se utiliza en las vicarías y a las particulares formas de organización y niveles de desarrollo que se dan en cada parroquia.
La validez de esta propuesta radica en que no es un esquema de organización burocrático y preconcebido sino el fruto de la experiencia del caminar y de la búsqueda de formas organizativas que respondan a las exigencias del proceso formativo, desarrollen el protagonismo y la participación de los jóvenes y sirvan al desarrollo y crecimiento de la Pastoral Juvenil Orgánica.
El Grupo o Comunidad Juvenil. Es el nivel básico de organización. Favorece la animación, formación y coordinación del trabajo con los jóvenes a través de procesos de educación en la fe y de una mínima estructura interna necesaria para su desarrollo y crecimiento. El responsable inmediato de la conducción del grupo es un animador. El promueve la vida grupal, las tareas de coordinación interna y los demás servicios que realizan los mismos jóvenes. El es también quien, en comunión con el asesor o con el equipo de asesores, hace la coordinación con los demás grupos a nivel parroquial. Esta tarea puede ser realizada -y es conveniente que así sea- por otro joven, elegido como Delegado del grupo, lo que favorece la participación y evita concentrar demasiadas responsabilidades en la persona del animador.
A Nivel Parroquial. La parroquia es la “comunidad de comunidades” (SD 58) que viven en un determinado territorio. Atenta a las diversas experiencias de juventud que surgen en su interior, se convierte en “centro de coordinación y de animación de comunidades, grupos y movimientos” (P 644) juveniles. Ayuda a integrar la pastoral juvenil en la pastoral de conjunto y promueve su plena participación en sus estructuras organizativas, a través de su presencia en el Consejo Pastoral, donde los jóvenes hacen oír su voz y se integran con toda la comunidad parroquial.
La organización parroquial supone la participación de todos los jóvenes y los grupos y una coordinación estable y dinámica, que se expresan en la Asamblea Parroquial y en el Equipo Parroquial de Pastoral Juvenil.
La Asamblea Parroquial de Pastoral Juvenil es la reunión de todos los jóvenes integrantes de los grupos juveniles de la parroquia, sean territoriales o ambientales, junto con sus asesores y con todos los que tienen algún tipo de responsabilidad en relación con la pastoral juvenil. Se convoca normalmente para planificar, decidir y evaluar las líneas y acciones comunes que guiarán la acción pastoral a nivel parroquial. Es también un ámbito para el encuentro del párroco y de los demás agentes con la gran mayoría de los jóvenes que están participando de los procesos grupales.
El Equipo Parroquial de Pastoral Juvenil está integrado por los jóvenes animadores o delegados de los grupos juveniles de la parroquia. Permanecen por un tiempo de dos a tres años, después de los cuales es conveniente su renovación, para permitir la participación de otros animadores y delegados y para favorecer que el proceso se siga asumiendo como una responsabilidad de todos.
Sus tareas principales son:
* Animar el proceso de educación en la fe de los jóvenes de los grupos.
* Concretizar las líneas y proyectos determinados por la Asamblea Parroquial de Pastoral Juvenil.
* Promover actividades de animación, formación, coordinación y planificación para todos los grupos juveniles de la parroquia.
* Articular la pastoral juvenil a la pastoral parroquial, especialmente a través de la participación en el Consejo Pastoral Parroquial.
* Sensibilizar a la comunidad parroquial sobre la realidad juvenil y favorecer la toma de conciencia y la realización práctica y efectiva de la opción preferencial por los jóvenes.
Está animado normalmente por un Coordinador Parroquial, que puede ser designado por el párroco, pero que puede ser designado también por la Asamblea o por el mismo Equipo en comunión con él.
El Coordinador Parroquial de Pastoral Juvenil, en comunión con el Equipo y con el Asesor, es el responsable de la articulación de las experiencias juveniles de la parroquia. Anima al Equipo a asumir las tareas que le corresponden, busca garantizar que se realicen los procesos y facilita la utilización de los servicios que se ofrecen desde las instancias vicarial, diocesana y nacional. Favorece la comunicación del Equipo y el Asesor con el párroco y con los demás agentes de pastoral de la parroquia. Asegura la presencia de la Pastoral Juvenil en las instancias de coordinación más amplia. En nombre del Equipo, convoca a la Asamblea y representa a la Pastoral Juvenil en la coordinación vicarial y arquidiocesana.
El proceso parroquial de evangelización de los jóvenes, es acompañado por un Asesor Parroquial de Pastoral Juvenil. El Asesor favorece el protagonismo juvenil, facilita recursos de formación y apoya prioritariamente la acción de los animadores y del Coordinador, sirve de enlace entre el mundo juvenil y el mundo adulto de la parroquia y se convierte en un apoyo fundamental para la pastoral juvenil. Cuando existe un Equipo Parroquial de Asesores, este rol es asumido en conjunto por todos ellos.
A Nivel Vicarial. En las diócesis que son territorialmente muy extensas, muy pobladas o tienen realidades sociales y pastorales muy diferentes, las parroquias se articulan en Vicarías para lograr una mejor animación y una mayor eficacia en el trabajo pastoral. En estos ámbitos, se reproducen -al nivel correspondiente- los lineamientos básicos de organización que se presentaron a nivel parroquial.
La Asamblea Vicarial de Pastoral Juvenil es la reunión de los Equipos Parroquiales, los Equipos de Pastorales Específicas de Juventud y de Movimientos Apostólicos, junto con sus asesores y con los que tienen algún tipo de responsabilidad en relación con la pastoral juvenil de la vicaría. Se convoca normalmente para planificar, decidir y evaluar las líneas y acciones comunes que guiarán la acción pastoral a nivel vicarial.
La articulación más común es la de los Equipos vicariales de Pastoral Juvenil, que están integrados por los Coordinadores Parroquiales o Delegados de los Equipos Parroquiales, designados por un período no mayor de tres años.
Sus tareas principales son:
* Animar los procesos de pastoral juvenil de las parroquias de la vicaría.
* Concretizar las líneas y proyectos determinados por la Asamblea Vicarial de Pastoral Juvenil.
* Promover actividades de animación, formación, coordinación y planificación para los Equipos Parroquiales de la vicaría.
* Articular la pastoral juvenil a la pastoral vicarial, especialmente a través de la participación en las Reuniones Vicariales.
* Acompañar de cerca los esfuerzos que realizan los equipos en los procesos de cada parroquia.
* Sensibilizar a la vicaría sobre la realidad juvenil y favorecer la toma de conciencia y la realización práctica y efectiva de la opción preferencial por los jóvenes.
Está animado normalmente por un Coordinador Vicarial de Pastoral Juvenil, que desarrolla a su nivel, las mismas funciones del Coordinador Parroquial.
Se puede designar también un Asesor Vicarial de Pastoral Juvenil para que acompañe y siga más de cerca este nivel de organización pastoral.
A Nivel Arquidiocesano. Toda pastoral juvenil debe estar inserta en la pastoral arquidiocesana y desarrollar su acción teniendo en cuenta las orientaciones y los planes pastorales de esta Iglesia Particular.
Como en los niveles anteriores, y en continuidad con las características de organización ya señaladas, se implementan algunas estructuras arquidiocesanas.
La Asamblea Arquidiocesana de Pastoral Juvenil es la instancia más amplia y representativa de las experiencias de pastoral juvenil que existen en la diócesis: jóvenes, animadores, delegados, coordinadores y asesores de los grupos parroquiales, de las Pastorales Específicas de Juventud y de los Movimientos Apostólicos.
Es el espacio donde se intercambian iniciativas, se detectan las necesidades comunes, se buscan caminos de respuesta, se hacen las opciones y se aprueba el plan de la Pastoral Juvenil Diocesana, en comunión con las orientaciones de la Iglesia local. Por convocar a un número importante de personas, se reúne ordinariamente una sola vez al año y extraordinariamente siempre que alguna de las finalidades establecidas así lo requieran.
El Consejo Arquidiocesano de Pastoral Juvenil está constituido por los jóvenes coordinadores y delegados de los Equipos Vicariales, por los jóvenes delegados de los Equipos de las Pastorales Específicas de Juventud y de la Coordinadora de Movimientos Juveniles, por los asesores y por representantes de los Equipos de Apoyo que trabajan con la juventud de la diócesis. Es un ámbito amplio y de carácter decisorio. Allí es donde, en la práctica, se coordina la acción de la pastoral juvenil de la arquidiócesis.
Sus tareas principales son:
* Reflexionar, proyectar y evaluar el desarrollo orgánico de la pastoral juvenil diocesana.
* Concretar y operativizar los acuerdos de la Asamblea Diocesana de Pastoral Juvenil.
* Articular, con espíritu de comunión y participación, todas las expresiones juveniles o de servicio a los jóvenes que se dan en la arquidiócesis y vincularlas a la pastoral arquidiocesana, especialmente a través de la participación en el Consejo Pastoral Arquidiocesano.
* Favorecer la identidad eclesial y diocesana, programando y realizando por lo menos anualmente, alguna actividad común que exprese la presencia de los jóvenes y desarrolle su sentido diocesano.
* Acompañar a los Equipos Parroquiales existentes, promover la creación de otros nuevos y apoyar al Asesor Arquiiocesano en la tarea de consolidación de la pastoral juvenil en la arquidiócesis.
* Sensibilizar sobre la realidad juvenil y favorecer la toma de conciencia y la realización práctica y efectiva de la opción preferencial por los jóvenes.
* Mantener estrecha vinculación con la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, llevando la voz de la diócesis y haciendo llegar a ésta la coordinación y la acción pastoral propuesta a esos niveles.
En nuestra arquidiócesis, para facilitar las tareas de comunicación, articulación y formación, contamos con una Comisión Arquidiocesana. Esta Comisión no sustituye al Consejo; sólo es un servicio de animación especial, una ayuda para operativizar sus decisiones. Sus miembros forman parte del mismo Consejo y pueden ser renovados en la medida que el mismo Consejo así lo decida.
Sus tareas principales son:
* Apoyar los esfuerzos de coordinación del Consejo y del Asesor Arquidiocesano.
* Mantener una visión actualizada de la realidad y de la cultura juvenil.
* Fortalecer los procesos de formación que se desarrollan en los grupos juveniles, elaborando itinerarios formativos y materiales de apoyo adecuados a las distintas realidades.
* Facilitar la capacitación de los animadores y asesores, implementando cursos de formación, talleres, retiros, intercambios, convivencias, etc.
* Impulsar la planificación y la evaluación permanentes de la pastoral juvenil.
* Promover el desarrollo y articulación de las Pastorales Específicas de Juventud, mantener una comunicación directa con los organismos de la pastoral de conjunto y participar a través de sus delegados en la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil y en organizaciones extra eclesiales que desarrollan trabajos de promoción de la juventud.
La Comisión Arquidiocesana de Pastoral Juvenil debe estar conformado por personas con experiencia pastoral, capacidad técnica, espíritu de servicio, claridad de visión sobre la realidad arquidiocesana y la problemática de los jóvenes y condiciones para operativizar las opciones asumidas y generar iniciativas que estén al servicio de los grupos, de los agentes de pastoral y de los jóvenes en general.
Para poder desarrollar su tarea en forma eficiente, la Comisión tiene que estar constituida por un número estable de personas que tengan posibilidad de dedicar su tiempo y tiene que contar con los recursos económicos necesarios para lograr los objetivos propuestos. De esta forma se podrá convertir en un verdadero dinamizador de la Pastoral Juvenil Arquidiocesana.
El Consejo Diocesano está animado por un Coordinador Diocesano de Pastoral Juvenil -llamado Secretario Ejecutivo-. Es un joven del Consejo Arquidiocesano, designado por los mismos jóvenes, para coordinar sus reuniones, operativizar cuestiones prácticas, tomar decisiones inmediatas y servir de enlace entre el Asesor Arquidiocesano y el mismo Consejo.
El Asesor Arquidiocesano de Pastoral Juvenil es el delegado pastoral del Obispo para el servicio evangelizador de la Iglesia local a los jóvenes. Para desarrollar su tarea, deberá contar con el apoyo de los demás asesores y tener simpatía con el mundo juvenil, que puede participar en su elección proponiendo los nombres de quienes considere más aptos para ese servicio. Acompaña los procesos y experiencias juveniles que se realizan en la arquidiócesis. Su presencia orienta, aclara, apoya, organiza, siempre en diálogo y promoviendo la participación de los organismos diocesanos y el protagonismo juvenil.
Sus tareas principales son:
* Favorecer la pastoral juvenil arquidiocesana, invitando a todos los que realizan esfuerzos para evangelizar a los jóvenes, a incorporarse orgánicamente a un caminar común, buscando criterios, multiplicando esfuerzos, racionalizando recursos y animando la creación de una mística y de un espíritu diocesano.
* Apoyar a las comunidades parroquiales en su tarea de evangelización de los jóvenes, visitando las parroquias, dialogando con los agentes de pastoral, orientando, aclarando, animando y contagiando su entusiasmo para realizar la tarea.
* Acompañar el trabajo del Secretario, la Comisión y el Consejo Arquidiocesano de Pastoral Juvenil.
* Mantener un diálogo abierto con los jóvenes de los grupos y de las parroquias, participando, siempre que le sea posible, en los encuentros que se organizan a nivel vicarial.
* Impulsar la formación de animadores y asesores, mostrándose abierto para dialogar sobre sus dificultades, atender sus necesidades y favorecer un clima fraterno en las relaciones.
* Facilitar la relación y el encuentro entre los jóvenes y el obispo, buscando interpretar las inquietudes de ambos y promoviendo el diálogo, el intercambio y la confianza mutua.
* Promover las Pastorales Específicas de Juventud, la integración de los jóvenes y la relación entre éstas y los demás sectores de la pastoral juvenil.
* Promover acciones que tengan como destinatarios a los jóvenes más alejados y a quienes sólo participan en las actividades de nivel esporádico.
Para que este dinamismo evangelizador se pueda hacer realidad, la diócesis deberá disponer de los recursos humanos y económicos necesarios. El Obispo, como primer responsable de la animación de esa porción mayoritaria de su Iglesia particular, deberá asumir con responsabilidad lo que con todos sus hermanos se reafirmó en Santo Domingo: “la efectiva opción por los jóvenes exige mayores recursos personales y materiales por parte de las parroquias y de las diócesis” (SD 114).
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